domingo, 26 de octubre de 2014

Recuerdos de otoño.

Imagínate
que te olvidas.
Que me olvidas. 


Imagínate que olvidas
el amor inolvidable.
El primer beso.
Olvidas incluso como
saben los "te quieros".


Que un día te despiertas
y no sabes quién
es la persona que está a tu lado,
pero dime,
¿serías capaz de recordarme


Mira,
ojalá y me recuerdes siempre,
aunque haya sido la hostia de tu vida.





lunes, 23 de junio de 2014

Tres besos con hielo, por favor.

Ven,
que te voy a hacer el verano
como a ti te gusta.
Con la mirada,
con flores en el pelo,
con las ganas,
con música de fondo,
con una cerveza en la mano,
con besos por el cuello.

Ven,
que te quiero.
Que se pare el mundo.
Que nos bajamos tú y yo.
Que ya no quiero más vueltas.

Que me quieres,
que el mundo es un puto infierno
cuando no estás a mi lado.

Y perdóname;
pero estar a tu lado es
como un invierno en bañador,
como una semana de ocho días,
y una primavera sin flores,
como un día gris sin nubes,
y un verano con bufanda.

Como un vicio.
Eres puro vicio.





miércoles, 9 de abril de 2014

Déjame probar como me queda quererte.

Te he querido sin saberlo, 
o sabiendas
y en todas las formas
verbales que existen.
Te he querido, 
de noche, 
de día 
y a deshoras
te he querido 
de espaldas,  
de frente 
y debajo
encima 
y de lado a lado...
y tengo que 
confesarte que
donde mejor me 
quedas es dentro
del corazón.




viernes, 21 de marzo de 2014

Feliz poesía.

Hoy es el día de la poesía.
Es el día de las sonrisas,
de las noches en vela,
de los sentimientos,
de los folios en blanco.


Porque no conozco mejor forma
de querer que através
un mensaje,
una hoja de libreta
con un corazón escrito a boli,
un "te quiero" dibujado
con mi dedo índice en tu espalda
o con una notita en la nevera.

Feliz día a todos
y cada uno de vosotros
no quería despedir este día
sin dejaros un regalito
de Irene X, si aún
no la conocéis no dejéis de
leer:


Me estoy haciendo pequeña como una hormiga arrastrando una miga de pan
Un anillo en el anular todo esto que podría haber acabado de blanco en Las Vegas
Un miércoles cualquiera en mitad de un domingo,
quise hacértelo todos los días de la semana que viene,
y de la anterior. 

Se te ha escapado una risa malvada
cuando te he confesado que:
la indiferencia
y
las avispas
y he omitido:
- Y que algún día lo tengas en cuenta -

Esa no se te ha escapado.

La nostalgia egoísta de lo que podría haber tenido,
me sabe a mermelada del sabor de tu boca desde las alturas
Todo lo que pruebo desde entonces 
te pone a prueba 
y me pone la mitad. 

Debo ser la típica gilipollas atípica
que todavía te rebobina 
cuando no quiere avanzar
y se arrepiente todas las noches 
de no haber acabado la película. 

Tu cuerpo era el final alternativo de El club de la lucha
y yo,
sólo la entrada de incendios. 

Ahora que volvería a la guerra,
me angustia la fría.
Y que la confundas con la paz. 

Tú siempre tan con la cabeza en otra parte,
mientras yo sólo pienso en sujetártela.
Hasta perder la mía. 

Al menos podrías ir lanzando tus huellas,
como caramelos,
por el camino.
La consolación no es ningún premio,
pero consuélate conmigo. 

Tal vez podrías aparecer.
Llamar al timbre.
Ni una
ni dos:
 - tres veces -
como un cartero distraído. 

Pedirme que baje a jugar
acabar subiendo tú
traerme buenas noticias
llevarte las malas.
Y dárselas a quien quiera tocarte esta noche. 


Porque pienso pasar todo este sueño contigo
en aquel sitio donde tú soñabas llevarme
Porque después de esta tormenta
no se va a atrever a venir 
ni
la 
calma.

Voy a saltarte.

Te voy a hablar del miedo
sólo porque estoy acojonada,
acojonada y con miedo a quererte más.
Es esa sensación,
ese nudo en la garganta al pensar en el dolor
y esa sonrisa de gilipollas al pensar en tu sonrisa.
Es frenar para coger impulso,
son contradicciones una y otra vez
negarte a ti mismo algo evidente
y afirmarlo sólo en tu cabeza.

Es caminar de la mano
y abandonar el miedo en el asfalto
para después recogerlo con el último beso.
Es mi miedo, 
a equivocarme de nuevo.
Es mi miedo,
a que escuezas más 
que la sal a las heridas.

Es miedo,
a lo que mi corazón se acostumbró.
A desquerer, 
a detenerse, 
a temblar,
a huir.
Ahora late,
lo hace a velocidad constante.
Con calma, con miedo.
Es tenerte en mi cama
y no querer hacerte el amor
ni mucho menos follarte;
es querer abrazarte 
apoyar mi cabeza sobre tu hombro
y dormir
y sentirte
y soñarte.

Es olvidar la monotonía
y caer en la rutina
o caerme en ti 
y empaparme de todo lo que olvidé.
Es desconocerme al conocerte
y conocerme al desconocerte
y quererte sin decirte lo que siento.
Y es que me imagino al miedo
como ese vértigo a las alturas
que sólo superas saltando.
Voy a saltarte.
Tú eres el miedo y yo 
una puta cobarde;
son mis ganas de no huirte
y han llegado para quedarse.




jueves, 20 de marzo de 2014

Sintonizar el tiempo.

Un día te paras 
a pensar en el ayer.
Y te das cuenta de 
que tu círculo de amigos 
es más pequeño cada día.
Cada vez es más difícil verlos 
y coordinar horarios entre vosotros 
por motivos de trabajo, 
estudios, preferencias...
Y te empiezas a plantear 
porqué ahora disfrutas más 
de esa cervecita en casa 
y tomar un simple café 
cada vez te da más pereza 
aunque sólo sea para conversar un rato.
Las multitudes ya no son tan divertidas, 
las horas en la calle 
ya no son parte de tu rutina.
Quizá tu camino 
empieza a tomar sentido. 

Tu vida, 

o hasta ahora lo que conocías de ella 
desaparece ante tus ojos.
Mientras algunos 
siguen siendo verdaderos amigos, 
otros no eran tan especiales después de todo. 
La amistad, al fin y al cabo, 
no se basa en el tiempo, 
si no en la calidad de las 
personas que tienes a tu lado.
Las personas son egoístas. 
Muchas se acercan por puro interés;
otras simplemente pasan por tu vida 
para aprender a no ser como ellas.

Te das cuenta 

que hay decisiones que tomarás 
y quizá no sean las adecuadas
pero los errores 
te hacen crecer como persona.
Aprendes a que el tiempo no vuelve, 
que la vida 
no da segundas oportunidades, 
que los amores baratos 
sólo te dejan la cama vacía, 
que los amaneceres 
son más bonitos sin resaca, 
que hay sonrisas 
que te alegran el día, 
que hay momentos 
en los que sólo necesitas un abrazo, 
que el corazón 
siempre guarda un sitio para el dolor, 
que la confianza 
se pierde en cuestión de segundos, 
que en el amor 
siempre hay reproches 
y que las mejores noches 
las pasas entre sus brazos.

Tratas día a día 

empezar a entenderte a ti mismo, 
sobre lo que quieres y lo que no.
Tus opiniones 
se vuelven más fuertes. 
Miras a tu alrededor 
y ves como actúan las personas 
y te encuentras a ti mismo 
juzgando un poco más de lo normal
porque tu vida 
ya no es tan parecida a la de los demás.
A veces tratas de aferrarte al pasado, 
pero te das cuenta de que el pasado 
cada vez se aleja más 
y que no hay otra opción 
que la de seguir avanzando 
y debes saber 
conservar bien el presente 
porque será tu única 
compañía en el futuro.

Imagen





lunes, 17 de marzo de 2014

Todos sueñan.

El mendigo sueña 
con un billete en su vaso
y el vaso 
con una boca que lo bese.
Por la acera 
donde suspira el vaso
pasa un adolesente 
que sueña con invitar 
a bailar a Eva
mientras Eva sueña 
con conocer algún día 
al futbolista de su carpeta.
Los futbolistas sueñan 
con poder ir con 
sus chicas al cine
y la chica del cine 
que no les dará 
las entradas
sueña con un 
fin de semana libre.
El parado que se pasa 
los sábados y 
los domingos al sol
sueña con con un puesto 
de lo que sea en donde sea
y el inmigrante 
ecuatoriano que aceptó
ese trabajo insalubre 
antes que él,
sueña con tener papeles.
El funcionario 
que le denegó el permiso de trabajo
sueña con la hora 
del cigarrillo
y de camino hacia el estaco 
choca con un hombre gris 
que sueña con ser cantante
y que ignora que 
el cantante sueña
con que le miren 
sin luz de escenario.
alguien que quiera 
mirarle dentro.

Tras el concierto
su mánager sueña
con un contrato millonario.


Y yo
que sólo sueño 
con volver a verte.

Marwan.




lunes, 3 de marzo de 2014

Juntos y ...



Llovía demasiado
tanto,
que ni siquiera
podía salir de la cama.

Me gustaba la lluvia.

Correr por las calles
sin coger el autobús
buscando cobijo
en los balcones.

Pisar los charcos 
con mis botas nuevas.

Llegar a casa empapada,
con el pelo mojado,
las manos heladas
y el rimmel corriendo
por mis mejillas.


Miré por la ventana,
era una mañana gris
como siempre.

Al incorporarme 
me di cuenta de que todavía 
seguía desnuda.

Me giré hacia la mesita 
y encendí un cigarrillo.
Fui a la ventana,
la abrí de par en par.

La lluvia caía sobre mi pecho,
era una sensación tan abrumadora...
casi tanto como cuando tus
manos recorrían mi cuerpo.

Te estuve pensando
un buen rato.
Recuerdo como empezó todo...




Revueltos.

Eran las nueve, 
él venía a buscarme
dos calles más
abajo de mi casa.
Salí dando un portazo
sin pensar que
aquella noche
quedaría para siempre
en el recuerdo.

Caminaba de puntillas

aunque con paso firme.
Esquivaba los restos 
de un pasado no muy lejano
no quería,
no debía,
mirar atrás.


Nos saludamos
con dos besos rápidos
en las comisuras,
con ganas,
pero a la vez,
con timidez.
La noche era larga,
y mis pantalones 
demasiado cortos.
La brisa jugaba con su pelo
y me sentía libre 
dentro de la cautividad 
de su mirada.

Al bajar del coche
llovía demasiado, 
no teníamos a donde ir.
Encontramos un portal 
detrás del bar de siempre
y nos colamos.
Noté sus dedos rozando 
mi espalda
pero no oía sus pasos, 
sólo la respiración.

Era como estar en medio
de una tormenta de verano
donde quieres cubrirte
pero el calor se apodera de ti.
Y te dejas llevar.











.


.

martes, 25 de febrero de 2014

Acróbatas de los cielos.

Caminamos sobre la cuerda floja,
nos gusta tambalearnos
y pensar que nos cuesta caer.

O que cuando caemos
tenemos una enorme
red que acaba en otros brazos.
Pero no.

En la vida
no hay red que nos
salve de esa peligrosa caída.
Por eso vamos deslizándonos
de un extremo a otro
por la orilla de 
los sentimientos.
No hay personas,
sólo estaciones 
que a lo largo de tu camino
te llevan a descubrir 
nuevas rutas 
o te desvían de la que 
hasta ahora, tú creías la correcta.

Nos sentimos títires
de nuestras acciones,
nadando en círculos
de inquietud y vacío.
Espirales sin retorno que sólo
terminarán cuando 
cortemos las cuerdas
que nos atan al miedo.









(Des)colgando en tus labios.


Ya me caí por el túnel, 
seguía mi olfato 
el camino de ese perfume 
hasta llegar al final 
infinito del bosque donde 
solo hay silencio, 
donde nadie nos oye. 
Te veo aparecer 
cuando se hace de noche, 
las flores y los arboles 
se tiñen de bronce, 
estamos rodeados de estrellas 
de colores y empiezo
ha acercarme para verte.



¿Quién eres tú? 

Nunca había visto algo, 

tan especial 

tan infinitamente humano, 
es de cristal
y se rompe con las manos, 
a lo mejor no podemos ni tocarnos. 




Y no sé que pasó luego, 

sólo que desperté a la otra 

orilla del lago 

y con los ojos cerrados 

y con los labios 
salados, 
no supe si estabas cerca, 
o lo había soñado... 
no sé.

Carlos Sadness.






Este nudo en la garganta 
no se debe a otra cosa 
que a la distancia.

Que ya no vivimos para tenernos,
ni morimos para seguir viviendo.
Los caminos se bifurcan
y yo; escondida detrás de 
la suela de tu zapato
vigilo cada uno de
los pasos de tu destino,
los pasos que un día
te trajeron hasta mí
y que ahora se alejan
sin previo aviso hacia 
otra estación.
Otro vagón.
Otra autopista.
Otra ciudad.

¿Qué voy a hacer si no
tengo ganas de hacer la maleta?

¿Qué voy a hacer ahora sin tu voz?

Ya no seré tu canción favorita,
dejarás de hacerme el desayuno
cuando yo te lo pida.
Ya no me besarás cuando
me quede dormida en el sofá,
no me esperarás en 
la cama cuando salga de la ducha.
Y los kilómetros
cada vez me intoxicarán más.

¿Qué sentido tendrán 
las tardes de domingo?

Si tu te vas,
qué más me da el resto.

Es hora de decirlo,
de gritarlo a los 
cuatro vientos,
que se pare el mundo,
que te bajes tú.

Que esto no es un adiós,
es un echaré de menos tus labios
pero jamás dejaré escapar tus manos.
















lunes, 24 de febrero de 2014

Refranes en tus lunares.

"Quien bien te quiere 
te hará llorar"
Pero ¿qué mierda de refrán es ese?

En todo caso 
"Quien bien te quiere 
te hará llorar 
de la risa"
Pero tampoco.

Podría cambiarlo por:
"Quien bien te quiere 
te hará follar"
o quizá suene demasiado soez.


No sé.
"Quien bien te quiere 
te hará la cama todas las mañanas"
Ese me gusta.

Y si... "Quien bien te quiere 
te hará volar"




La verdad que 
"Quien bien te quiere 
te hará llorar"
es lo que me viene 
a la cabeza cuando pienso en ti.
O en lo que fuímos.
Y qué bien se nos dio fingir que 
no sabríamos querernos.
Cobardes.
Sólo dolernos a ratos.
Querernos a medias.
Jodernos a diario.

Besos que nos saben donde
caben y se fugan a otros labios.

Abrazos no correspondidos
que se esconden bajo el abrigo.

Mi corazón no podía pagarte 
el alquiler de tus mejillas.


Pero en el fondo sabías
que era lo mejor para mí.
Dolías y era tan bonito.

Qué difícil es separarse
cuando piensas que todo encaja.

Yo siempre te esperaba 
y tú,
desesperabas por unas cervezas.
Y por besarme,
sólo cuando me veías
en barra con otro de la mano.

Tú de camino a casa 
por la autopista 
de la nostalgia.




El beso más triste 
del mundo
amargo,
el último.
Nuestras huellas en la ventana
de tu habitación ya se han borrado.



Ahora mira;
ya no tengo ese refrán 
en mi vocabulario.

Recuerda que:

"Quien bien te quiere 
te hará reír cuando estés llorando"





(Des) haciéndonos el amor un lunes.

No quieras saber 
lo que me gusta de ti;
no sé ni por dónde empezar.

Mentiría si dijese 
que me acostumbro 
a tenerte a medias.

Fuímos demasiado 
cobardes para
prometernos un "jamás"
pero nos juramos 
amor eterno 
bajo las sábanas.

Hay canciones que ya 
nunca podré besar
sin ti.
Todo el sol de los lunes
se esconde entre tus dedos.

Y es que antes de ti,
no sabía decir "te quiero"
con palabras
ni con miradas,
ni siquiera con el cuerpo.

Yo, que he visto convertir
un lunes en un sábado
sólo con tu sonrisa.

Yo, que siempre 
te espero
con los ojos llenos
de ganas de verte.

Te propongo ser 
tu enemiga para que 
me declares la guerra.
Lo que sea,
pero tuya.