lunes, 3 de marzo de 2014

Juntos y ...



Llovía demasiado
tanto,
que ni siquiera
podía salir de la cama.

Me gustaba la lluvia.

Correr por las calles
sin coger el autobús
buscando cobijo
en los balcones.

Pisar los charcos 
con mis botas nuevas.

Llegar a casa empapada,
con el pelo mojado,
las manos heladas
y el rimmel corriendo
por mis mejillas.


Miré por la ventana,
era una mañana gris
como siempre.

Al incorporarme 
me di cuenta de que todavía 
seguía desnuda.

Me giré hacia la mesita 
y encendí un cigarrillo.
Fui a la ventana,
la abrí de par en par.

La lluvia caía sobre mi pecho,
era una sensación tan abrumadora...
casi tanto como cuando tus
manos recorrían mi cuerpo.

Te estuve pensando
un buen rato.
Recuerdo como empezó todo...




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