Te vuelvo loco,
lo sé...
lo mismo te ignoro,
luego te busco,
nos miramos
y nos devoramos
hora después.
Así me comporto
con todos.
Igual no sea
la mejor forma,
pero no tengo remedio.
Soy insaciable.
No encuentro la persona
que me complemente
al cien por cien
en todos los sentidos,
tampoco la busco.
Pienso que eso fluye solo.
Y sinceramente no
creo que la encuentre.
Soy de las que
no se cansan nunca
de los reproches
y de los besos en la espalda.
Soy calor y frío a la vez,
no tengo un punto medio.
Quizás nos
falte tiempo,
nos sobren ganas
y la pasión
que desprendemos
arda en fuego.
Siempre fue así.
Y no te niego
que quiero
verte otra vez,
repetir aquellos
días de lujuria
y fantasía.
Los dos sabemos
que nadie mejor
conoce nuestros
cuerpos
y la forma en la que
nos esquivamos
hace que aumenten
las ganas de
satisfacer
nuestros deseos.
¿Ves por qué
estoy mal de la cabeza?
Porque siempre fuí
la que disfruta de cada una
de las putas locuras
que el mundo tenía
preparadas para mí.
Vivo entre botellas
de whisky,
tacones altos y besos que
no siento.
Daría mil argumentos
para morir ahora
mismo pero...
querido desconocido,
aquí a tu lado,
con este whisky barato,
tengo mil y un
argumentos para
seguir viviendo.