Es lo más bonito
que he visto
después de tu
silueta en mi cama.
O de tus manos,
abriendo las cortinas
de mi habitación.
Vuelve a llover,
y a mí sólo
se me ocurre
buscarte la primavera
debajo de mi sombra.
Vuelve a llover,
y tu sol se me
derrite en el ombligo.
Sabes a lluvia,
me calas por dentro
y mis labios rojos
ya no resisten
otra despedida más.