Eran las nueve,
él venía a buscarme
dos calles más
abajo de mi casa.
Salí dando un portazo
dos calles más
abajo de mi casa.
Salí dando un portazo
sin pensar que
aquella noche
quedaría para siempre
en el recuerdo.
Caminaba de puntillas
aunque con paso firme.
Esquivaba los restos
de un pasado no muy lejano
no quería,
no debía,
mirar atrás.
aquella noche
quedaría para siempre
en el recuerdo.
Caminaba de puntillas
aunque con paso firme.
Esquivaba los restos
de un pasado no muy lejano
no quería,
no debía,
mirar atrás.
Nos saludamos
con dos besos rápidos
en las comisuras,
con dos besos rápidos
en las comisuras,
con ganas,
pero a la vez,
pero a la vez,
con timidez.
La noche era larga,
y mis pantalones
demasiado cortos.
La brisa jugaba con su pelo
y me sentía libre
dentro de la cautividad
de su mirada.
Al bajar del coche
llovía demasiado,
no teníamos a donde ir.
Encontramos un portal
detrás del bar de siempre
y nos colamos.
y nos colamos.
Noté sus dedos rozando
mi espalda
mi espalda
pero no oía sus pasos,
sólo la respiración.
Era como estar en medio
de una tormenta de verano
donde quieres cubrirte
pero el calor se apodera de ti.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario