cuando se
separaron nuestras
manos con un
"volveremos a vernos"
que ninguno de
los dos intentamos
cumplir.
Nos consume la idea
de encontrarnos
por equivocación,
en cualquier esquina,
y cruzarnos miradas
sin saber que decir,
con esa incomodidad
que nos caracteriza.
Sin saber realmente
si somos nosotros,
o quizás las cenizas
de lo que fuimos.