Y todavía
recuerdo aquel día.
Ese adiós
en el último momento,
con dos besos
rápidos entre miradas,
queriendo despedirnos
de otra manera.
Sin poder.
Momentos antes,
perdidos entre
un beso de pasión,
escondidos
tras la puerta,
entre caricias
y besos que
parecían eternos,
entre interrupciones
y tensión pero
a la vez,
dejando hablar
a nuestros cuerpos.
Entre luz
y oscuridad.