martes, 21 de mayo de 2013

La sensación de que el tiempo pase y no le deje oler su tormenta.

Ella, 
tenía a tanta 
gente alrededor
y a la vez se 

sentía tan aislada.
Las dudas 

le invadían, 
vacía,
ella, 

que había venido 
al mundo a llevar la contraria,
a dejar su huella 

encajando besos con excesos.
Se levantaba cada 

mañana con ganas de viajar,
sin maleta 

y con su olor en el recuerdo.

Poca gente se 

paraba a escucharla,
y mucha se quedaba mirando
al verla tomar 

el tren equivocado.
Pero hay alguien 

que la observaba 
desde lejos,
la miraba 

y sonreía al pensar 
en acariciar su pelo.